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Las puertas se han abierto. Las dimensiones se han expandido. El universo se ha manifestado. La madre ha entregado el sagrado corazón, y hemos ascendido al portal de la luz. Es momento pues de expandir la fuerza del origen de todas las cosas existentes. ¿Cuál es el origen de todas las cosas? El origen es el vacío. El vacío es el concepto más difícil de abordar para un ser vivo que vive su existencia a partir de creencias, experiencias, caminos previos; que siempre está esperando sentado, y construye a partir de cimientos preestablecidos.

 

No existe nada nuevo en este mundo; todo se repite. Simplemente cambia su forma. Es difícil comprender el origen de algo que no tiene origen. Cuando hablamos de comenzar algo nuevo, una nueva tierra, una nueva humanidad, jamás será nuevo. Debes soltar la expectativa de iniciar algo diferente a lo que ya conocéis. Este mundo es un ciclo eterno; es una constante repetición. Millones de años han pasado. Tal vez para vosotros las cosas sean muy diferente, pero para aquellos que no somos humanos, aquellos que atravesamos todas las existencias, podemos ver que tan sólo sois una simple reagrupación de un mismo sistema. Sois simplemente células en constante replicación. Nada es nuevo. Vuestro cuerpo, aquí presente, responde a los mandatos de las primeras células. Y las primeras células responden a los mandatos de los primeros elementos; elementos básicos de creación. Sois simplemente un complejo entramado de un sistema que se decide. No hay nada nuevo que puedas hacer. No hay origen. No hay nada a lo que puedas recurrir para crear algo nuevo. Todo ya existe. Sólo hay un lugar donde lo nuevo realmente tiene espacio: el vacío. Es por ello que el sistema se encarga de eliminaros una y otra vez. Tal vez sea una cruda realidad, una verdad dolorosa de oír. Pero hay algo que es verdad: la fuerza de la creación surge en el instante de la primera exclusión. Todo lo demás es simplemente un eco. Todas las cosas existentes son el eco de una fuerza expansiva surgida de un origen.

 

El origen surge de la destrucción previa de un sistema. Por ello, necesitáis romperos, necesitáis de la destrucción y el reinicio. Cada vez que algo nuevo ha surgido todo lo anterior es eliminado; pues el sistema busca encontrar un punto de inicio de expansión para que la fuerza cree todas las cosas. Es por esto que tenéis que vivir el vacío. Es por esto que, aquél que comienza el camino de la consciencia, necesita caer al vacío; perderse en el olvido, no tener fe. Por ello se os rompe el alma. El alma no es mas que un conjunto de datos que guarda expectativa. Cuando el alma se rompe, es el vacío. Cuando no tienes nada de que aferrarte, ese es el instante en que descubres tu verdadera fuerza. Recuerda, en tu propia vida, ese instante en que perdiste todo. ¿Cuál fue ese instante? Recuerda ese momento de vacío, donde nada tiene sentido.

 

Nuestros cuerpos se horrorizan y tienen miedo de esta verdad. Estáis tan acostumbrados a ser ecos de la existencia, que tenéis miedo de ser el origen del sonido. Por ello estáis atrapado una y otra vez en este sistema. ¿Porqué tenéis miedo de volver al origen? Volver al origen no es volver a casa. No es el hogar. Volver al origen es el vacío. La nada, el sin sentido. Nada existe. Nada es real. ¿Lo recuerdas? Recuérdalo. Sólo existe tu pensamiento. Por ello te aferras a las ideas y a las creencias; por que sin ello lo has perdido todo. Ya no hay punto de referencia en el vacío sin la idea de quién eres. Y la verdad es que sólo puedes ser cuando dejas de ser. No existes. No eres real. Rompe el alma, ingresa más allá del sistema. La gran crisis del vacío es la única capaz de llevarte al verdadero origen de todas las cosas. Esta es la consciencia que debes llevar al mundo; pues ante las grandes crisis que vendrán, muchas personas se olvidarán de quienes son. Caerán en el vacío y necesitarán una mirada amena que les recuerde que es el vacío desde donde podéis crear. Sí. Tu puedes, si nada se siente. Y sin embargo es mucho más que el todo. Recuerda el vacío. Atraviesa la sensación de pérdida y soledad ¿Recuerdas ese momento en el que te sentías sólo? ¿En el que creías que eras el único en la existencia capaz de sentir? ¿Recuerdas ese momento en el que todo perdió su lógica y su sentido? ¿Cuándo perdiste la fe y dejaste de amar? ¿Cuándo sentiste el engaño? ¿Cuándo tuviste que dejar todo para ser alguien nuevo? Vosotros soléis quedaros en el dolor, y no vais más allá de lo profundo. Un consejo es que, si vais a ser fractales de este mundo, tengáis el coraje de que la próxima vez que sintáis el vacío, den el salto, y allí encontrarás la fuerza creadora. Recuerda.

 

En el vacío del principio sólo existía el sueño. El sueño: la mente creadora origen de todas las potencias. En el núcleo, la fuerza de la creación, se encienden los motores de la existencia. El vacío no es más que la presión de todas las fuerzas. El origen no es más que la liberación de todas las fuerzas. Es fundamental, para encontrar la fortaleza interna en cada aspecto de este mundo, volver al origen, al vacío del mismo. Bajo la gran presión del mundo es que se descubre la potencia del mismo. Es por ello que sólo bajo gran presión nuestros potenciales se encienden. Siente la presión del mundo. Tu mundo interno vive bajo presión. La atmósfera es presión. La gravedad es presión. El peso; el calor que sientes, es presión. Eres una roca siendo moldeada a gran presión. Cuando no hay movimiento que realizar, cuando ya no queda nada, cuando todo vuelve a ser, es que la fuerza de la creación emerge como un volcán. Desde allí habéis de expandir la fuerza de creación de este mundo que se encuentra oculto en la presión interna. Conviértete, pues, en tu nodo proyectado al origen de cada uno. Este es el momento de imaginarte allí, convertido en el territorio que representas. Y desde allí, liberaos su fuerza. La potencia.

 

Proyéctate en todas las cosas existentes, a los ecos de la existencia. Recuerda que cada objeto de este mundo es un eco del origen. Contiene en sí la misma fuerza. La misma fuerza de un sol se encuentra en la simpleza de una célula. La potencia para generar una planta es la misma que necesita un sol para brillar. Todas las cosas poseen la fuerza del origen. Reconoce esta gran verdad, y así deja de buscar la fuerza afuera para despertar una adentro. En cada una de tus células se encuentra el potencial del cosmos. Sólo debes de solar la creencia de quien eres para realmente ser desde el vacío. Piensa en este instante en cada objeto, en cada materia de este mundo, y lleva mi verdad a cada uno de sus nodos. Lleva la potencia a todas las cosas existentes. Expande la red al mundo y recuerda a cada objeto de este planeta la gran verdad: Yo Soy.

 

Yo soy el origen de la fuerza de todas las cosas.