Comprenderemos las razones psicológicas y espirituales que demuestran que sin importar cuál fue nuestra realidad, siendo niños forjamos nuestra personalidad con interpretaciones inconscientes de los acontecimientos, y estas interpretaciones determinaron la forma en la que nos percibimos a nosotros mismos, a los demás y al mundo. Entenderemos cómo y por qué gran parte de esa información está permeada por esquemas de pensamiento que como adultos debemos trabajar para nuestra evolución personal y crecimiento espiritual.