RESUMEN:
En un diálogo entre “YO” y “SOY,” Matías explica que la vida es un proceso de evolución similar a la digestión. Comparando el cuerpo con el universo, resalta que somos seres de energía que se transforman en experiencias. Los traumas y desafíos son como partes masticadas en la comida de la vida, y al igual que un niño aprende a través de errores, el universo nos enseña de esta manera. Aunque pueda parecer doloroso, el sufrimiento tiene un propósito educativo y evolutivo, permitiendo el crecimiento y la asimilación de sabiduría. Los momentos difíciles son como el abono necesario para florecer y evolucionar, y al enfrentar los traumas y aceptarlos como parte de nuestra historia, podemos transformarnos en individuos más completos y nutritivos para el mundo. El ciclo de heridas y sanación es el ciclo de la vida misma, y aceptar cada parte, incluso lo que parece negativo, nos lleva a un florecimiento interno y aporta a la evolución de la humanidad.
FRASE:
“Entender el continuo del Universo le da sentido a que las cosas no están separadas, le da un propósito lógico y útil a lo que llamamos bueno y malo.”
EJERCICIOS:
- Meditación de la Digestión Espiritual: Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Imagina que estás comiendo una comida de experiencias de vida. Visualiza cada experiencia como un bocado que ingresa a tu cuerpo. Mientras lo haces, observa cómo te sientes al asimilar y digerir cada experiencia. Reflexiona sobre lo que has aprendido y cómo te ha hecho evolucionar. Imagina que estás transformando esos momentos en sabiduría y crecimiento interno.
- Meditación del Abono y la Flor: Siéntate en un lugar tranquilo y cómodo. Imagina que estás rodeado de un campo de flores. Visualiza tus traumas y desafíos pasados como abono en el suelo. A medida que respiras profundamente, siente cómo ese abono está nutriendo las raíces de una flor que crece desde tu ser. Observa cómo la flor crece con fuerza y belleza, simbolizando tu crecimiento personal a partir de tus experiencias. Siente gratitud por el proceso de transformación.
- Meditación de la Aceptación y el Perdón: Siéntate en una posición cómoda y relajada. Lleva tu atención a tus traumas y heridas pasadas. Visualiza cada uno de ellos como un fragmento que se disuelve en luz. A medida que lo haces, repite para ti mismo: “Acepto y perdono todas las experiencias que han formado parte de mi vida. Agradezco por las lecciones que me han brindado.” Siente cómo la energía pesada se transforma en ligereza y liberación.
- Meditación de la Transformación Interna: Encuentra un lugar tranquilo donde puedas sentarte cómodamente. Cierra los ojos y enfócate en tu respiración. Imagina que estás en un viaje a través de tu cuerpo, comenzando por tu boca. A medida que viajas hacia abajo, visualiza tus traumas y heridas como figuras oscuras que se disuelven en luz a medida que pasas junto a ellas. Siente cómo cada parte de ti se transforma en luz y energía positiva.